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En Todo El Mar Conocido

Quiero compartir uno de mis poemas preferidos desde que era muy pequeña. "La canción del Pirata" de José Espronceda.

Me lo tuve que aprender en el colegio cuando estaba en quinto de primaria y recitárselo a toda la clase. Me dio vergüenza, pero tras ensayarlo mucho en casa me salió bastante bien (o eso creo yo). La primera vez que lo leí quedé fascinada, por su ritmo pegadizo y la aventura del pirata. Desde entonces no se me ha vuelto a olvidar y lo podría recitar sin mirar. Espero poder compartirla con mis alumnos y que les guste tanto como me gustó a mí.

Espero que los que no lo conozcáis disfrutéis tanto como yo cuando era una niña, y los que lo conocéis que volváis a leerlo y a ver qué os inspira en este momento.

LA CANCIÓN DEL PIRATA
José Espronceda

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela, 
no corta el mar, sino vuela, 
un velero bergantín; 
bajel pirata que llaman 
por su bravura el Temido 
en todo el mar conocido 
del uno al otro confín. 

La luna en el mar riela, 
en la lona gime el viento 
y alza en blando movimiento 
olas de plata y azul; 
y ve el capitán pirata, 
cantando alegre en la popa, 
Asia a un lado, 
al otro Europa, 
Y allá a su frente Estambul: 

-Navega, velero mío, 
 sin temor 
que ni enemigo navío, 
ni tormenta, ni bonanza 
tu rumbo a torcer alcanza, 
ni a sujetar tu valor. 

Veinte presas hemos hecho 
a despecho del inglés 
y han rendido sus pendones 
cien naciones a mis pies. 

Que es mi barco mi tesoro, 
que es mi Dios la libertad; 
mi ley, la fuerza y el viento; 
mi única patria, la mar. 

Allá muevan feroz guerra 
ciegos reyes 
por un palmo más de tierra, 
que yo tengo aquí por mío 
cuanto abarca el mar bravío 
a quien nadie impuso leyes. 

Y no hay playa 
sea cualquiera, 
ni bandera 
de esplendor, 
que no sienta 
mi derecho 
y dé pecho 
a mi valor 

Que es mi barco mi tesoro, 
que es mi Dios la libertad; 
mi ley, la fuerza y el viento; 
mi única patria, la mar. 

A la voz de ¡barco viene!, 
es de ver 
cómo vira y se previene 
a todo trapo a escapar: 
que yo soy el rey del mar 
y mi furia es de temer. 

En las presas 
yo divido 
lo cogido 
por igual: 
sólo quiero 
por riqueza 
la belleza 
sin rival. 

Que es mi barco mi tesoro, 
que es mi Dios la libertad; 
mi ley, la fuerza y el viento; 
mi única patria, la mar. 

¡Sentenciado estoy a muerte! 
Yo me río: 
no me abandone la suerte, 
y al mismo que me condena 
colgaré de alguna antena 
quizá en su propio navío. 

Y si caigo, 
¿qué es la vida? 
Por perdida ya la di 
cuando el yugo del esclavo 
como un bravo sacudí. 

Que es mi barco mi tesoro, 
que es mi Dios la libertad; 
mi ley, la fuerza y el viento; 
mi única patria, la mar. 

Son mi música mejor 
aquilones, 
el estrépito y temblor 
de los cables sacudidos 
del negro mar los bramidos 
y el rugir de mis cañones. 

Y del trueno al son violento, 
y del viento, al rebramar, 
yo me duermo sosegado, 
arrullado por el mar. 

Que es mi barco mi tesoro, 
que es mi Dios la libertad; 
mi ley, la fuerza y el viento; 
mi única patria, la mar.

1 comentario:

  1. Seguramente, cuando recitabas este poema, no entendías realmente lo que Espronceda quiso decir cuando lo escribió. Solamente sabías lo que el poema te estaba diciendo a ti. Esa estrecha relación entre la literatura y el lector es la que debes favorecer en tus clases y estoy convencida de que lo vas a conseguir.
    Te lo anoto.

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